Cuando oímos hablar de custodia compartida, tendemos a pensar que solo existe un sistema posible que consiste en un reparto de la custodia por semanas alternas, pero la realidad es que pueden existir tantos sistemas como situaciones familiares, y que la ley permite que se adopte el régimen que mejor se adapte a las necesidades y circunstancias de los progenitores y los hijos.
En la práctica, se están adoptando distintas variantes del sistema de semana alternas para minimizar los posibles inconvenientes, siendo uno de ellos el sistema 2-2-3, que vamos a explicar a continuación.
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Contacta con nosotros¿En qué consiste el sistema de custodia compartida 2-2-3?
Por el sistema de custodia compartida 2-2-3, el tiempo de convivencia de los niños con los progenitores se reparte exactamente al 50%, pero se distribuye siguiendo un esquema que permita que los niños no pasen demasiado tiempo sin contacto con el otro progenitor.
En concreto, consiste en que los niños pasen con un progenitor 2 días, los 2 siguientes con el otro y el fin de semana de 3 días con el primero. Y la semana siguiente se repite el esquema, pero el fin de semana lo pasan con el otro progenitor.
Es decir, lunes y martes los pasan con un progenitor, miércoles y jueves con el otro, y viernes, sábado y domingo, una semana con un progenitor y la semana siguiente con el otro.
Así, en un periodo de 15 días, los niños habrán disfrutado de la compañía de cada progenitor por un espacio de tiempo igual, y tanto uno como otro habrán podido estar 5 días seguidos con los niños.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la custodia compartida 2-2-3?
Como ventaja, se aduce que con este sistema los niños no pasan demasiado tiempo sin tener contacto con uno de los progenitores, y que los tiempos se reparten por igual. Además, los padres se involucran de manera más natural en el día a día de los hijos.
Por otro lado, al ser un esquema igual, que se repite todas las semanas, es más fácil organizar el propio tiempo y es más cómodo para los niños acudir a las actividades extraescolares que tengan. En cuanto al intercambio, se suele hacer a la salida del colegio, para dar mayor normalidad.
Sin embargo, la desventaja es que implica muchos cambios de domicilio a lo largo de la semana, e implica menor estabilidad para los hijos. Supondrá un reto para los padres poder dotar a esa situación de cierta normalidad que proporcione a los niños la tranquilidad necesaria.
Obviamente, cuanta más cercanía exista entre ambos domicilios, mejor. Y también es fundamental que exista una relación más o menos fluida entre los progenitores, ya que esta situación requiere más comunicación y contacto entre ellos.
En caso de que exista la posibilidad de que los hijos ocupen la vivienda familiar y sean los progenitores quienes cambien de domicilio, los inconvenientes desaparecerán y se convertirá en una opción ideal, aunque es poco probable que se pueda implantar ese sistema.
¿Cuándo es aconsejable adoptar la custodia compartida 2-2-3?
En temas del régimen de custodia, habrá que atender a las circunstancias que afecten a todos los implicados: niños y padres. Cada familia tiene sus propias necesidades, y lo que para unos puede suponer una situación algo caótica, para otros puede ser la solución perfecta para amoldarse a sus horarios laborales y a las actividades y necesidades de los niños.
Siempre que los padres actúen de mutuo acuerdo, las posibilidades a la hora de decidir un sistema de custodia serán muy flexibles. El juez no va a poner mayores impedimentos si los progenitores, de mutuo acuerdo, le demuestran que es la mejor solución para la familia.
Sin embargo, si no existe mutuo acuerdo y es el juez quien debe decidir, la práctica demuestra que la solución más frecuente es la custodia compartida por semanas alternas.
Si no funciona, ¿se puede volver a cambiar el sistema de custodia compartida?
Por supuesto, las medidas que se adopten en relación con los hijos no tienen por qué ser definitivas, pese a su nombre, sino que se pueden adaptar a la evolución de todos los miembros de la familia, a la edad de los niños, a sus necesidades, etc.
Sin embargo, tampoco es conveniente ni se permite que se realicen excesivos cambios, porque repercuten negativamente en el equilibrio de los hijos.
Por tanto, antes de tomar la decisión de cambiar el sistema de custodia compartida, hay que analizar tranquilamente cuál es el mejor para todos, y comprometerse a llevarlo a cabo por un tiempo duradero.
En caso contrario, habrá que probar ante el juez que las circunstancias han cambiado significativamente y que se presumen permanentes, y que el cambio no se debe a la voluntad de la persona que solicita la modificación de las medidas.