Un divorcio no tiene por qué acabar en un juicio siempre y cuando haya acuerdo entre las partes y este sea válido. Sin embargo, el consenso no resulta siempre posible, lo que lo convierte en un divorcio contencioso, que puede ser iniciado por cualquiera de las partes y sin alegar causas.
En este post analizamos toda la información sobre el juicio de divorcio.
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Contacta con nosotrosEl inicio de un juicio de divorcio
El juicio de divorcio comienza en la sala de vistas, en la cual, el abogado de divorcios indica a su cliente dónde debe colocarse. El demandante se sitúa frente al demandado y este, junto al fiscal. El fiscal actúa como defensor de los menores de edad involucrados, en caso de haberlos, para proteger su bienestar.
El juez, situado en una posición central en la mesa, es quien da inicio al juicio, solicitando el inicio de la grabación del mismo. Los abogados se deben identificar con su nombres, apellidos y número de colegiación de cada uno.
El desarrollo del juicio
Una vez que ha comenzado el juicio de divorcio, se debe ratificar la demanda, lo que significa que el demandante confirma ante el juez las pretensiones reflejadas en la demanda. Estas no se pueden cambiar durante el desarrollo del juicio, aunque quepa realizar alguna matización.
La parte demandada también debe exponer las alegaciones que presentó por escrito ante el Juez. Por otro lado, una vez realizados los planteamientos ante el juez, el fiscal lleva a cabo las alegaciones que considere oportunas.
A continuación, el desarrollo del juicio continúa con la presentación de las pruebas. Estas se proponen en orden: en primer lugar las aporta el demandante, después, el demandado y por último, el fiscal. Una vez presentadas, son valoradas por el juez, que indica cuáles son válidas y cuáles no.
En el supuesto de que alguna prueba se inadmita, se puede interponer una queja formal en el propio acto, así como un recurso de reposición, de modo que estas puedan ser utilizadas en una segunda instancia o si se recurre posteriormente la sentencia de divorcio ante un orden superior.
Tras la exposición de las pruebas, se reparte una copia de la documentación a cada parte para que se examine en el propio juicio y puedan pronunciarse acerca de los documentos aportados. Cualquier fallo que exista se puede impugnar para que no sea considerado como prueba válida.
Además, los abogados pueden solicitar la declaración de la parte contraria, a la que, en su caso, se le formulan las preguntas que se consideren. Igualmente, se puede llamar a declarar a testigos y a peritos. Estos esperan fuera de la sala durante toda la vista hasta que el juez los llame, para que el desarrollo del juicio no afecte su imparcialidad.
Tras recordar el juez la existencia de la pena por falso testimonio en el Código Penal, comienza el interrogatorio y, finalizado éste, el juez puede solicitar algún tipo de aclaración a los peritos o a los testigos. Por último, declara el demandado, siendo importante que su declaración se realice al final para que conozca todos los hechos expuestos y pueda defenderse de manera justa.
¿Cómo finaliza un juicio de divorcio?
Una vez realizadas todas las declaraciones, los argumentos que se deben tener en cuenta se exponen en el juicio. En esta fase, el abogado del demandado es también el que declara en último lugar. El juicio finaliza cuando el juez pronuncia el «visto para sentencia».
Aspectos formales y materiales relevantes en un juicio de divorcio
En el desarrollo de un juicio de divorcio, hay varios aspectos formales y materiales importantes que se deben tener en cuenta. Algunas consideraciones importantes son mostrar colaboración, no responder con preguntas, ser concisos o hablar únicamente cuando corresponda.
Igualmente, es necesario conocer los tipos de preguntas que se pueden plantear en un juicio. Estas preguntas son especialmente relevantes cuando existen hijos menores de edad en común:
- Económicas: para así determinar la pensión compensatoria o si hay hijos menores involucrados, la pensión de alimentos o el tipo de custodia.
- Laborales: especialmente a causa del bienestar de los hijos menores de edad, ya que pueden ser preguntas acerca de la estabilidad laboral o del tiempo que se dispone para pasar con los hijos.
- Familiares: se puede querer conocer, si hay hijos menores, si existen familiares como tíos o abuelos que puedan ayudar al cuidado del menor, para así establecer el tipo de custodia.
- Visitas o días de vacaciones: este tipo de preguntas sirven para conocer el grado de implicación de los progenitores con los hijos menores. Se puede querer conocer si los hijos han pasado días señalados con sus padres.
- Disponibilidad de vivienda: tanto para determinar el uso de la vivienda habitual, como para tener en cuenta aspectos que influyan en la estabilidad del menor, como la cercanía a su colegio.
- Preguntas sorpresa: para establecer la custodia, se pueden hacer preguntas sorpresa, como el nombre del pediatra o del profesor del menor, o el de sus amigos, también para conocer el grado de implicación con los hijos.